sábado, 17 de diciembre de 2016

D8. Espero que mi número aparezca en la pantalla azul y que la voz pregrabada lo diga. Estoy sentado junto a los demás clientes que también, los hombres, han sido revisados por el vigilante que les ha preguntado si portan armas. "No". "Sólo mi mente, pero aún no he aprendido a usarla como tal". Debido a que soy lento toma tres o cuatro turnos darme cuenta que se me ha dado la prioridad más baja. Otros que han venido después que mi ya han pasado. Seguro son lo que quieren renovar contrato, o alguna cosa asi, en fin, a pagar más dinero del que pagan ahora.  Pero yo he venido preparado, saco de la mochila un libro de Palahniuk y empiezo a leerlo. Es una novela narrada en primera persona, y como de alguna manera he relacionado a Palahniuk con Hunter S. Thompson, leo la narración con la voz de Jhonny Depp, en su papel de Hunter en la película Fear and Loathing in Las Vegas. Vengo preparado, bastardos. De cuando en cuando veo al vigilante, dejo que se de cuenta que lo miro, también veo a los agentes de atención al cliente en sus escritorios, veo a las cámaras puestas estrategicamente en las esquinas del techo, y luego vuelvo plácidamente a las páginas del libro, y disfruto de mi lectura como si estuviera en el patio de mi casa. No me largaré hasta que mi queja sea oida y resuelta. Debo de tener más paciencia que ellos. Esa es la manera de vencerlos. De vencer en general.


Voy en el bus, junto a la ventana, con el libro abierto. La voz de Depp se mezcla con la voz del otro loco que va vociferando en los asientos de atrás. Se cree pastor, se cree Juan El Bautista. Hijueputa loco. Bien harían en bajarlo y verguiarlo en la acera 

domingo, 20 de noviembre de 2016

Que bien se siente estar sentado solo tomándose un café, y que la gente no se te quede viendo raro porque estas sólo sentado tomándote un café. Aquí la soledad no te vuelve un fenómeno. Yo se que es porque a esta gente no el importa un comino, pero se siente bien el contraste con mi país.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Que hueva. Tengo la sangre de un adicto que lo único que le estimula es su droga. No. Lo que ocurre es que ya estoy viejo, y el cansancio me permeabiliza contra estas nuevas emociones. Deberian de ser emociones. En todos lados encuentro barreras mentales. ¿Que pasaria si dejara de verlas, de tenerles cuidado, de respetarlas? Son lo único que me preserva de la aniquilación. Me ha costado mucho aprenderlas. De memoria, porque yo no las entiendo. No como la mayoría de la gente que parece ver un libreto, unas instrucciones o señales escritas que son invisibles para mí. Estoy en alerta constante por si encuentro nuevas. Observando a los demás descubro las pautas. ¿Que hacen ellos? Eso debo hacerlo yo. Copiar el comportamiento, las acciones, analizarlas y llegar a las razones, los motivos y, quizá, entenderlas. Y si no las entiendo, lo importante es replicar la estructura completa. No es tan dificil luego de la primera vez de hacerlo. La gente no se extraña si presentas una versión sintetizada de una interacción social, aunque por dentro tu cerebro esté desarmado. Como una pintura cubista. O como un rompecabezas dejado a la mitad. Toman el gesto superficial como un santo y seña. Y te dejan en paz. Lo importante es que te dejen en paz. Estas gentes que no tienen nada interesante que decirte, que te dejen en paz. Que no te sopesen, que no te escruten, estas gentes que no aportan nada importante, que te aburren

domingo, 8 de mayo de 2016

"Mirá. Yo no tengo un buen recuerdo de vos. Mi paciencia se agotó. Pido perdón por ser así de grosera."
Pobre alma traumada a pura gramática.